En un café se vieron por casualidad
cansados en el alma de tanto andar,
ella tenía un clavel en la mano.
El se acercó, le preguntó si andaba bien
llegaba a la ventana en puntas de pie,
y la llevó a caminar por Corrientes.
ya todo mejor
la tristeza se fue y quedo
las ganas de reir y seguir trabajando
demasiado trabajo per contenta